Conferencia 9
Sistema fonético del español antiguo. El vocabulario del castellano antiguo.
El sistema fonético de este período se caracteriza por muchas particularidades importantes.
Acaba el proceso de palatalización de las dobles ll, nn: annu>año, castellum>castillo.
Se constituyen tres pares de consonantes típicas cuyos elementos se encuentran en la oposición de sonora-sorda:
x [š], sonido prepalatal, fricativo, sordo, que hoy día se conserva en el gallego, portugués y catalán: xabón (esp. jabón ), coxo (esp. cojo) / g (ante e,i), j, i [dž], sonido prepalatal, africada, sonoro: mugier, coger, fijo, ojo, oreja;
c (ante e,i), ç [ts], sonido dento-alveolar, africada, sordo, silbante: cerca, Cid, cerrar, braço, coraçón / z [dž], sonido dento-alveolar, africada, sonoro: fazer, vezino;
ss (en la posición intervocálica), s (en las demás posiciones) [s], alveolar, fricativo, sordo: sessaenta, piensan, tiesso, seco, sordo / s (en la posición intervocálica) [z], alveolar, fricativo, sonoro: cosa, posada.
Los sonidos mencionados en los puntos a), b), c) se formaron a consecuencia de los procesos que se describen a continuación:
El sonido [š] puede ser: a) resultado del desarrollo del grupo de consonantes latino [ks]: maxilla > maisilla > mexilla, coxu > coiso > coxo; b) resultado de la evolución de la “s” inicial en algunas palabras poco numerosas: sapone > xabón, simio > ximio; c) resultado del desarrollo del grupo s + c[j]: fascia > faxa.
El sonido [dž] es resultado de: a) desarrollo de los grupos romances -c’l-, - g’l-, -t’l-: regula > reg’la > reila > reja, viejo, oreja; b) desarrollo del grupo [lj]: colligere > collier > coger, mulier(em) > moliere > mulier > mugier.
El sonido [z] s es resultado de la sonorización de la “s” intervocálica del latín clásico.
El sonido [s] ss, en la posición intervocálica, por regla general, es resultado de la asimilación de los grupos latinos inferiores -ps-, -rs-:
ipse > esse
tersu > tesso > tiesso
ursu > osso
5) El sonido [ts] ç,c se formó gracias a palatalización de los grupos ci-, ce-, ti-:
calcea > calcia > calça
benevolentia > benevolencia
caecu > ceco > ciego
cor- actione > coraçon
El sonido [dz] z es resultado de la sonorización del sonido [ts], en la posición intervocálica:
facere > facer > fazer
dicere > dicir > dezir
vicini > vezina
En el castellano antiguo se diferencian la v y la b. La v fricativa es labiodental (como lo ha sido en latín) en algunas regiones de la Península, pero en Castilla ya es bilabial, por eso en numerosas ocasiones se sustituye en la ortografía por la u:
habebat > habeba > habea > avia/avía/auia
caballo/ cavallo/ cauallo
La b representa el sonido bilabial oclusivo que es ordinariamente resultado de la sonorozación de la p latina intervocálica:
lupus> lobo, sapere> saber
La b originaria latina solía perderse en la posición intervocálica o convertirse en el sonido fricativo [v]:
amabat > amava, habebat > aveva > avía
Sigue existiendo todavía la f- inicial aunque pronunciada con aspiración:
fazía, fabló, fierro, fijo
Es considerable la inseguridad en el uso de algunas consonantes interiores y finales:
setmana = semana
judgar = juzgar
limde = linde
comde = conde
verdat = verdad
Igual inseguridad se observa en el uso de las vocales átonas:
menguar/minguar
cobdicia/cubdicia
mejor/mijor
Por espacio de los siglos XII- XIII se restablece la -e final átona detrás de las consonantes ç, r, s, l, z, d, n, que más tarde la pierden definitivamente:
pace, bine en vez de paz, bien (“Auto de los reyes magos”)
En cambio, en otras posiciones es muy típico el apócope de la –e final átona: noch, trist en adelante se restableció. Las consonantes sonoras que resultan finales después de la pérdida de la e se ensordecen:
nueve > nuef
omenaje > omenax [š]
Diago > Diac
Con mucha frecuencia se contraen en una palabra entera varios elementos átonos o los elementos átonos se pegan a los tónicos:
ni me la > nimela > nimbla;
dél, manol (mano+ le)
nol (no le); sobrella, dellá (de allá), quel (que le)
partiós (se partió)
que me lo > quemlo > quemblo.
Actualmente este fenómeno se ha reducido a unas pocas formas: son las del artículo el y las preposiciones a, de (al, del) y también las formas del infinitivo, gerundio e imperativo afirmativo con los pronombres personales y reflexivos átonos:
verlo, convirtiéndose, díselo.
El proceso de la contracción originó en español la forma se del pronombre personal átono de la 3a persona en el dativo de1 singular:
ille (elle →le)- complemento indirecto pronominal
illud (ello→lo)
illa (ella→la)
ille+ illu > elielo > lielo > (yelo) > g[dž]elo (forma del castellano antiguo) > se lo ( a partir del s. XVI).
Con illa, la forma contraída es gela (se la).
Tales contracciones abundan en el Poema del Cid, Auto de los reyes magos, etc.
Se producía la asimilación de los sonidos vecinos (contiguos) pertenecientes a dos palabras diferentes si éstas se escribían juntas:
vengarlo > vengallo
adobarse > adobasse
Se daba la metátesis de los sonidos contiguos de dos palabras escritas juntas:
llevaldas < llevadlas