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Conferencia 3 Diferenciación del latín en la lengua erudita y la lengua hablada. El enriquecimiento del vocabulario del latín hablado.

El desarrollo de la literatura y el establecimiento de las normas de la lengua escrita contribuyeron a que se profundizaran las divergencias entre las dos formas del latín: la coloquial y la literaria.

Esta diferenciación de las formas de un mismo idioma se funda en las causas sociales pues le precede la diferenciación de la sociedad romana en clases. Aún en la época del florecimiento del Imperio Romano viene aumentando la distancia entre la condición económica de diferentes clases y, por tanto, entre su cultura y su lengua.

Mientras el latín erudito seguía el camino de refinamiento alcanzando nuevas alturas en las odas de Horacio, en las prosas de César y Tácito, el latín hablado se desarrolla según sus propias leyes de evolución, siguiendo el camino que al cabo de unos siglos llevaría a la formación de las lenguas romances.

Los pueblos conquistados y sometidos por los romanos, al aprender su lengua, no sabían distinguir matices idiomáticos de vocablos y expresiones y con frecuencia les daban otros significados.

Nuevas conquistas, el aflojamiento de la influencia cultural de la metrópoli y el ulterior decaimiento de la cultura de Roma hicieron que a partir del siglo 7 de la n.e. solamente el clero y los filósofos se valían de la lengua latina clásica. El latín de la época tardía admite vulgarismos, construye numerosas palabras nuevas y hasta acepta vocablos de origen no latino ni griego, procedentes de las llamadas lenguas “bárbaras”. Esta lengua es el latín tardío de los siglos medievales.

  1. Caminos de evolución de los vocablos.

La mayor parte de las palabras del latín vulgar proceden del latín clásico. Generalmente la literatura tiende a ampliar el significado de las palabras mientras el habla corriente con más frecuencia limita y concretiza el sentido de las voces, aunque, sin duda alguna, pueden aducirse no pocos ejemplos de la evolución contraria.

En la lengua literaria es fácil encontrar casos de uso figurado, poético de las palabras, numerosos sinónimos, expresiones de gusto fino, exquisito. En la lengua hablada abundan palabras graciosas, certeras, expresiones de carácter metafórico. Es de saberse que muchas palabras clásicas empleándose en el habla corriente sufrían algunos cambios de significado. Hubo palabras clásicas que nunca se emplearon en el latín hablado, sobre todo, numerosas partículas.

  1. Los sinónimos clásicos en el latín hablado.

El idioma hablado, por regla general, optaba por uno de los sinónimos mientras los otros iban cayendo en desuso o cambiando, cuando más cuando menos, su significado. P.ej. equus/caballus: en el latín clásico equus tenía un significado más amplio, era un nombre genérico con el que se denominaba toda una especie de animales; caballus tenía un significado más estrecho designando sólo un tipo de este animal, el destinado para llevar carga y hacer otros trabajos pesados (caballo de carga o percherón). En el idioma hablado caballus llegó a ampliar su sentido sustituyendo a equus como nombre genérico. Esta última palabra en femenino (equa) pasó al español con el significado de “caballo - hembra” (equa > yegua).

El mismo fenómeno se observa en la evolución de los sinónimos domus y casa (choza). En el latín hablado predominaba casa que reemplazó por completo a domus. De domus sólo se ha conservado la raíz en los derivados doméstico, domicilio, etc.

Es peculiar el desarrollo de las palabras conexas por su significado (del mismo campo semántico). Una de ellas se pierde cediendo su significado a la otra: ignis (огонь) – focus (очаг). Ignis desaparece después de pasar su significado a focus que en español ha dado la voz fuego. (derivados ígneo, ignición).

Lo mismo sucede en los siguientes pares de voces: ludus (игра) - jocus (шутка, острота), que dio juego (derivado de “ludus” lúdicro/lúdico), crus (нога) – perna (ляжка, окорок) (pierna), magnus (большой, великий) – grandis (большой, огромный), omnis (весь, всякий) – totus (весь, целый).

Los ejemplos demuestran que no siempre triunfa la palabra básica (núcleo de la serie sinonímica), muchas veces predomina la voz de significado secundario (periferie de la serie sinonímica): caballus, casa.

A veces en el idioma hablado llega a prevalecer palabra extranjera: spatha griega sustituyó a gladius latina (“espada”); riks, wirra germánicas reemplazaron a dives, bellum latinas, respectivamente.

Muchas voces del latín clásico eran términos literarios y, naturalmente, no se empleaban en el idioma hablado. Por eso no pasaron al español:

latín literario (derivados en el español actual)

latín hablado

tellus (telúrico)

aequor

sidus (sideral)

letum (letal)

cruor

ager (agrícola)

pulcher

potare (potable)

ferre

vincire (vincular)

terra

mare

stella

mors

sanguis

campus

formosus, bellus

bibere

portare

ligare

(Григорьев В.П.. «История испанского языка», c.33)

Muchos de estos vocablos no se perdieron por completo, sus raíces se conservaron en español en los derivados; pero todos son de uso libresco lo que pone de manifiesto su procedencia del latín clásico, erudito.

III. Enriquecimiento del vocabulario del latín hablado.

A pesar de la pérdida de un considerable número de raíces el caudal léxico del idioma hablado no era menos rico que el del clásico.

  1. En el latín vulgar, a su vez, había palabras que nunca se emplearon en el idioma culto: cocina (en vez de coquina), bastum (bastón), pullicenus (pollo), camisia (camisa), septimana (semana), rancor (rencor); también unos adjetivos: bassus (bajo), grossus (grueso), plattus (“plano”, plato).

  2. Préstamos. El caudal léxico del latín ya desde un principio tenía numerosos préstamos de los idiomas itálicos: lupus (lobo), asinus (asno), caseus (queso), ursus (oso), furca (horca).

Además, el latín recogió muchas palabras de los idiomas de pueblos conquistados. En primer lugar debe muchas palabras al griego al cual prestó muchas voces científicas o artísticas: schola (escuela), paedagōgus (pedagogo), musica, chorus, athleta, theatrum, comoedia, tragoedia; términos eclesiásticos cristianos: christianus, diaconus, ecclesia, episcopus, diabolus, martyr, asceterium, etc.

A partir del s.III a.n.e. fueron prestados unos cuantos vocablos de uso corriente: hora, cathedra (sillón), saccus (saco), thesaurus (tesoro), lampas (lámpara). Algunas de tales voces reemplazaron las voces latinas: petra sustituyó a lapis (lápida), chorda sustituyó a funis. Hacia finales de la existencia del Imperio Romano fueron prestados ballare, cara (“cabeza”, desde el s.XII “rostro”) que se empleaba a la par con caput. Otras voces griegas en el latín: idea, phantasia, philosophia, poesis, mathematica, scaena, rhythmus, ode, balneum (baño), camera/camara (cámara), apotheca (bodega, botica), ampora (ánfora, ampolla), ancora (ancla), simphonia (zampoña, sinfonía), cithara (cítara), colaphus (golpe con el puño), etc.

De todas las lenguas bárbaras el galo fue el idioma al cual el latín prestó más vocablos. Entre ellos figuran sapo, basiare, betulla, cervesia, carrus, etc.

De las lenguas germánicas el latín recogió ganta (ganso), haringus (arenque), burgus (=fortaleza), etc. (Григорьев В.П.. «История испанского языка», c.41-42)

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