Добавил:
Upload Опубликованный материал нарушает ваши авторские права? Сообщите нам.
Вуз: Предмет: Файл:
Coca.doc
Скачиваний:
5
Добавлен:
19.08.2019
Размер:
43.52 Кб
Скачать

No coca, no cocaína

El proyecto “coca cero” es inviable, “cocaína cero” es aún más inviable. La historia demuestra que a través de la erradicación de plantaciones en distintas zonas productoras de hoja de coca, solo se ha provocado el traslado de las mismas a otras regiones y el reacomodamiento de las redes de narcotráficos para su distribución en el mundo. Ya debería ser una discusión superada aquella que intenta convencer acerca de que porque hay oferta de drogas hay una demanda de drogas.

Estudios demuestran que tanto en los países latinoamericanos, como en los llamados países del primer mundo, año a año aumenta el uso de diversas drogas y esto debe analizarse desde otra perspectiva más amplia, desde lo social, lo cultural, los momentos históricos y no sólo de las ofertas de drogas.

A fines de los años 90, el entonces presidente norteamericano Bill Clinton, reconocía en un discurso en la legislatura de Estados Unidos que allí se consumían la mitad de las drogas sintéticas y vegetales que se producen en el mundo. Algunos aseguran que actualmente Estados Unidos recibe el 50% de la producción de cocaína.

En el discurso de la Guerra contra las Drogas, la cocaína se encuentra como una de las drogas que generan el llamado “flagelo de la humanidad”.

Esta idea que ha remplazado a las luchas anticomunistas en Latinoamérica de parte del gran imperio por una falsa lucha contra el narcotráfico y hasta por el narcoterrorismo, donde los países se subsumen en el subdesarrollo y la extrema pobreza.

Estas acusaciones también recaen en el Trópico de Cochabamba. El Chapare no aparenta ser tierra acogedora de narcoterroristas ni grandes redes de narcotraficantes (como apunta la tesis del gobierno y la embajada norteamericana), aunque eso no permite afirmar que todavía han desaparecido por aquí totalmente las cocinas de coca o pasta base.

En la última parada saliendo del Chapare, la policía recorre los transportes, que se encuentran obligados a parar allí, junto a un perro que según sus jefes de uniforme, fue ganador de un premio por haber encontrado hasta el momento 20 toneladas de cocaína.

José, un joven cochabambino que camina por el centro de la ciudad asegura: “No hay tanto consumo de drogas en mi ciudad por tenerla tan cerca, como imaginan los extranjeros.”

Margarita respecto a la existencia reproducción de cocaína en Bolivia opina: ”El gobierno podría controlar las fronteras muy bien y no dejar ingresar los químicos. Aquí no se hace la droga. La hoja de coca no es droga, yo pijcho desde mi niñez y todavía sigo pijchando y eso no es drogarse. El gobierno tiene que controlar. Los directamente involucrados en el narcotráfico son los mismos policias, los mismos militares, los trabajadores del gobierno porque ellos han fomentado el narcotráfico, si es que van a hacer una lucha contra el narcotráfico es importante que no dejen ingresar los precursores y químicos para la fabricación de cocaína y de esa manera no hay posibilidad que haya producción de droga en Bolivia.”

Eduardo agrega que en el Chapare ya casi no se elabora cocaína, porque las plantaciones que quedaron son muy chicas, solo para consumo de la hoja de coca y no alcanza para la fabricación de pasta base o cocaína.

En Bolivia no se fabrican los precursores, gases y agentes químicos necesarios para el procesamiento de extracción de la hoja de coca hasta la obtención de la cocaína. Es decir que para la fabricación de la misma dentro de Bolivia, necesariamente deben entrar estos químicos de otros países industrializados, como sus vecinos Brasil y Argentina u otros países del mundo.

Esta es una prueba más que la dirección que sigue tomando la guerra contra las drogas se vuelve absurda y equivocada. Fundamentalmente se equivoca de enemigos, por un lado castiga con distintas estrategias a los productores de hoja de coca y por otro no deja de perseguir a los usuarios de drogas de la mayoría de los países del mundo. Para ambos: la pobreza, la exclusión, la cárcel, la discriminación, la violación de los derechos fundamentales; mientras tanto los verdaderos responsables del narcotraficante, los verdaderos terroristas poseen bandera verde para desarrollar sus propios intereses sin límite alguno.

La hoja de coca y la cocaína se vuelven incomparables. Aquellos que las confunden deberían conocer los efectos de la cocaína y observar a los campesinos, pijchiadores del Chapare. Ellos no están paralizados, “duros” como se dice habitualmente en los grupos que jalan o se inyectan cocaína, más bien están sumamente movilizados, saben lo que quieren. Y, en realidad la hoja de coca, solo hace que se sientan en armonía con sus cuerpos, sus almas, su cultura, hasta con la misma tierra.

A su vez los usuarios de drogas a base de coca, mediadas por químicos y cortes no identificables pueden paralizarse durante minutos, pero como movimiento, en muchos lugares del mundo, comienzan a organizarse para luchar por sus derechos, derechos que las políticas sociales, legales y de salud, engranajes fundamentales del sistema de la Guerra contra las Drogas les anulan, estigmatizándolos y exponiéndolos continuamente a los daños legales que le causa la represión.

El único punto en común entre productores de coca y usuarios de cocaína, es la vertiginosa reproducción de la represión y exclusión que genera en ellos la perpetua Guerra contra las Drogas, solo por ser sus enemigos equivocados…

4

Соседние файлы в предмете [НЕСОРТИРОВАННОЕ]